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Mandamientos de Cristo

Los mandamientos que Jesús nos dio durante Su tiempo en la tierra son una manera poderosa de entender Su corazón y Su anhelo para discipular al mundo usando Su palabra. Este calendario proporciona un recordatorio diario para meditar en la Palabra escrita, para que podamos tener comunión y dar testimonio de la Palabra viva, Jesucristo.

La Expresión de Cristo

Nuestras palabras son una expresión de quienes somos y en qué creemos. Si queremos conocer a alguien, escuchamos lo que dice y luego lo llevamos al corazón. Al saturar nuestras vidas con la Palabra de Dios, especialmente con los mandamientos que Cristo nos dió mientras estuvo en la tierra, llegamos a conocer el corazón de Dios. Mientras aprendemos más del corazón de Dios, podemos caminar más cerca e íntimamente con Él.

Fundamental para el Discipulado

Jesús puso un énfasis específico al referirse a Sus mandamientos durante una de las últimas ocasiones en las que habló a sus discípulos mientras estaba en la tierra. Generalmente nos referimos a este pasaje como la Gran Comisión:

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:18–20)

Aquí vemos que la base del discipulado es enseñar los mandamientos de Jesús. Sus mandamientos son como faros de luz que nos guiarán a lo largo del transcurso de nuestra vida, dando esperanza, fuerza y sabiduría celestial. La recompensa de esto es Su comunión con nosotros en cada escenario y temporada de nuestra vida.

Promesas Asombrosas

¡La Palabra de Dios nos da promesas increíbles para guardar los mandamientos de Cristo! Juan 14:21 contiene dos de éstas importantes promesas: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”

Este versículo nos promete no solo que Dios nos amará, sino que se va a revelar a nosotros. ¡Qué gloriosa esperanza!

 


Arrepiéntete

“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” —Mateo 4:17

Sígueme

“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” —Mateo 4:19

Regocíjate

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” —Mateo 5:10–12

Deja brillar tu luz

“Vosotros sois la luz del mundo; una cuidad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” —Mateo 5:14–16

Honra la Ley de Dios

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” —Mateo 5:17–18

Reconcíliate

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” —Mateo 5:23–24

No cometas adulterio

“. . . cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que  odo tu cuerpo sea echado al infierno.” —Matthew 5:28–30

Guarda tu Palabra

“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” —Mateo 5:33–37

Ve la segunda milla

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.” —Mateo 5:38–42

Ama a tus enemigos

“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” —Mateo 5:43–45

Sé perfecto

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” —Mateo 5:46–48

Practica disciplinas secretas

“ . . . para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público . . . Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público . . . para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” —Mateo 6:1–18

Guarda tesoros

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” —Mateo 6:19–21

Busca el reino de Dios

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida . . . Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” —Mateo 6:24–33

No juzgues

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” —Mateo 7:1–3

No desperdicies tus perlas

“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” —Mateo 7:6

Pide, busca y llama

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” —Mateo 7:7–8

Haz a otros

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” —Mateo 7:12

Elige el camino angosto

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” —Mateo 7:13–14

Cuídate de los falsos profetas

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” —Mateo 7:15–16

Ora por los obreros

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” —Mateo 9:37–38

Sé prudente cómo serpiente

“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.” —Mateo 10:16

No temas

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” —Mateo 10:28

Escucha la voz de Dios

“El que tiene oídos para oír, oiga.” —Mateo 11:15

Lleva mi yugo

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” —Mateo 11:28–30

Honra a tus padres

“Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre: y El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.” —Mateo 15:4

Guárdate de la “levadura”

“Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.” —Mateo 16:6

Niégate a ti mismo

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” —Lucas 9:23

No Menosprecies

“Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.” —Mateo 18:10

Ve con tus ofensores

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” —Mateo 18:15

Cuídate de la codicia

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” —Lucas 12:15

Perdona a tus ofensores

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” —Mateo 18:21–22

Honra el Matrimonio

“Y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” —Mateo 19:5–6

Sé un siervo de todos

“Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo.” —Mateo 20:26–27

Sé una casa de oración

“Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.” —Isaías 56:7
“Y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” —Mateo 21:13

Pide en Fe

“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” —Marcos 11:24

Invita a los pobres

“Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” —Lucas 14:13–14

Da al César

“Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” —Mateo 22:20–21

Ama al Señor

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” —Mateo 22:37

Ama a tu prójimo

“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” —Mateo 22:39

No Te Afanes

“. . . No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? . . . no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” —Mateo 6:25–26, 34

Espera mi regreso

“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” —Mateo 24:42–44

Toma, come y bebe

“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos.” —Mateo 26:26–27

Nace de nuevo

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios . . . Os es necesario nacer de nuevo.” —Juan 3:3, 7

Guarda mis mandamientos

“Si me amáis, guardad mis mandamientos.” —Juan 14:15

Vela y ora

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” —Mateo 26:41

Alimenta mis ovejas

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.” —Juan 21:15–16

Bautiza mis discípulos

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” —Mateo 28:19

Recibe el poder de Dios

“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” —Lucas 24:49

Haz discípulos

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” —Mateo 28:19–20

 

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